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Cuando era niño (hace varios ayeres), siempre mis papás tenían la costumbre de mencionarme lo que debería y no debería de hacer en el transcurso de mi infancia, te inculcan principios que con el tiempo vas perdiendo, también decían el cansado discurso: Mientras vivas en está casa obedecerás mis reglas. Cuando tengas tu casa obedecerás tus propias reglas y en realidad el papel de padres no termina hasta que mueren porque hasta en tu propiedad meten la mano y bueno…...de todas formas se piensa que aquí no gobierna la democracia, hay cierto poder de una parte más justa, te dicen: no hice campaña electoral para ser tu padre, tú no votaste por mí. Somos padre e hijo por la gracia de Dios, y yo acepto respetuosamente el privilegio y la responsabilidad aterradora de estar a tu lado.

Al aceptarla adquiero la obligación de desempeñar el papel del padre, no soy tu cuate y puede ser que con el tiempo nos odiemos o seamos las mejores personas, nuestras edades son muy diferentes. Podemos compartir muchas cosas pero no somos compañeros. Soy tu padre ¡Y eso es cien veces más que un amigo!. También soy tu amigo, pero estamos en niveles completamente distintos. En esta casa harás lo que yo diga y no debes cuestionarme, porque todo lo que yo ordene estará motivado por el amor. Te será difícil

comprenderlo hasta que tengas un hijo, mientras tanto confía en mí.

Por eso cuando uno es niño tal vez no cuestionamos de vez en cuando la autoridad de nuestros padres o de las personas mayores y cuando somos adolescentes hay un choque por no distinguir algunos valores como: Responsabilidad, Honor, Vergüenza, Respeto, Libertad, entre otros muchos motivadores elementales que nos han dicho desde chicos hay que hacerlos, pero conforme pasa el tiempo te haces a la idea de para que demonios me enseñan ese tipo de cosas si ellos los olvidaron y son peor que cualquiera.

Bien pueden criticar a otros y verse reflejados en sus hijos pero el obligar a un chamaco a decir, GRACIAS u otras palabras de respeto, cuando no tiene ganas y ni sabemos qué es lo que pasa en su casa, si en verdad ellos tienen ese principio porque el niño puede no pedir permiso en la calle pero comparte unos chicharrones con su papá, ahí cada quien se hace bolas en la forma de educarlos, cosa que ni la escuela les puede ayudar, aunque tal vez tengan la razón en la mayoría de los casos, por último debo mencionar que no han de dormir tranquilos sabiendo que inculcan a sus hijos y otras personas, palabras que no llevan a la practica, porque en está ocasión no es culpa de los que van creciendo sino de lo que cada uno ve en su circulo de cuates y la sociedad.