aprenderasabaniemor

La sanación está muy romantizada, se ha vuelto cómo un acto romántico que te lleva de la mano. Pareciera que deberían salir halos de luz, chispas, gotas de amor mientras nos elevamos a otras frecuencias. Lamentablemente esto no es así. Sanar es agotador, aplastante, no tiene nada de glamoroso. No se escuchan cánticos ni mantras de fondo, ni hay luces de colores, en ocasiones no es el arte de vivir. 

Sanar es abrir las puertas de lo que tenemos tapado, que no queremos ver, y ver como todas las resistencias juntas se aglomeran ante la situación incómoda de cambiar. Presenciamos como se manifiestan temáticas de negación, el "está todo bien", boicots, y muchos sabotajes y querer mejorar a nuestra manera por capricho. 

- No te limites a lo que el ojo humano puede ver o medir.

- No te obsesiones con las cosas que van saliendo mal.

- No te aferres a lo que has conseguido en el pasado, avanza.

- No vuelvas a las limitaciones de lo qué eres.

- No tienes que probarle, ni tener la aprobación de nadie sobre la vida que llevas.

La sanación es ardua, profunda, caótica y fluctuante, no tiene un camino recto ni hay recompensas inmediatas. Animarse es un gran acto de valentía, es un acto privado, íntimo y muy hondo. No lo llamemos de otro modo , sanar es ofrecernos, es ver la herida para ver los recursos a usar para atravesarla. 

Estemos presentes en el proceso, para nosotros mismos, armando red, dejándonos sostener y comprendiendo lo misterioso que puede ser, sin controlar ni esperar nada más de lo que sucederá, no todo es perfecto, hay que aprender a ser felices sanando lo que nos va doliendo con otras acciones, decisiones y ser más feliz.