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Desde el momento de crear vida una madre sabe que un papá siempre seguirá siendo papá, aunque lo niegue con los demás, que a ella no le corresponde dañar o romper ese vínculo por más cruda o maravillosas sean las situaciones de la vida. Varias de las relaciones en nuestro país se ven afectadas por ciertas circunstancias, casi siempre vemos como una necesidad en las familias que los padres estén juntos, sólo que las cosas empiezan a cambiar y por otras decisiones se van.

Otro punto importante es que a pesar de la ausencia no tenemos que hacer un escándalo, sentirnos mal con la familia, mucho menos envenenar las emociones de un niño o niña que no tiene la culpa de lo que sucede en el mundo adulto, son cosas que pasan en la mayoría de los países, los hijos no tienen que dar la cara por las personas que han perdido el cariño de su pareja.

Hace algunos años, mientras veía una película con mi hijo de diez años, sobre los papás y las mamás ausentes, en las primeras etapas de sus hijos. Me llego con el comentario: Oye, ¿Tengo un papá? En ese momento le dije que si, me miro un poco nerviosa y me hizo otras preguntas; le explique que hay adultos con ciertas actitudes y que hemos decido su papá y yo en no vernos pero él tiene toda la libertad de conocerlo e ir a verlo cuando quiera.

Que no tiene la culpa de nuestras decisiones, ni de los fracasos, una madre sabe que papá siempre será papá aunque se vaya de la vida de su hijo, tal vez sea un patán, su manejo personal sea un desastre, demuestre que es un irresponsable y nunca le haya interesado criar, por eso hay que respetar las emociones de los hijos cuando van creciendo, y sabemos que de alguna forma en estás complicaciones, la vida se encarga de mostrar la verdad.

Crecerán y agradecerán ese respeto a la otra persona, aunque no lo merezca, hay que saber responder con la verdad cuando le preguntan, sin odio, sin exageraciones, porque desde la calma se habla lindo, porque sabe que el bienestar emocional sube en escalera y baja en ascensor; el trabajo de los papás es buscar la manera de sanar para criar sin rencores, sin pensamientos negativos, es de las pocas maneras que educaremos para sentir mejor a la familia y que a lo mejor en el futuro los puede unir.