Puede digerir miradas
deshojarle pelos al cojín,
regalar una sutil patada
y cubrir con perfume.
Alcanza a tapizar el tronco,
con yemas golosas de teñir sensaciones,
al calor del acre,
que ha complacido la noche.
¿Si logra cosquillear el bello?
y presume de arrastrar tu piel;
tal vez te conozca.
Pero nada…
te ha hecho esconder la sangre,
contagiar al colchón,
darle aire a tu sombra,
doblar la columna,
escurrir al resorte y besar,
hasta rendir la lengua,
ninguno… como yo.